jueves, 9 de julio de 2015

ESA "PERLA" DEL PP LLAMADO PABLO

Aunque suena a trabalenguas. Y es que no sé si al nuevo vicesecretario de comunicación del Partido Popular, Pablo Casado, se le traba la lengua, las ideas o las mentiras. O quizá está sufriendo sucesivos golpes de calor que están derritiéndole las neuronas. El útimo, del que tenemos constancia, acontenció ayer en los cursos de verano de la Complutense donde se atrevió a afirmar que "la imposición del corralito en Grecia se ha desatado en ese país “una ola de atracos y violencia inusitada". Una irrealidad de su propia cosecha que los medios de comunicación extranjeros se han apresurado a desmentir y ha suscitado la queja del Ministerio de Interior griego.
Ese afán de crear similitudes entre la crisis griega y lo que sucedería si Podemos ganara en España, en una estrategia absurda de ondear la bandera del miedo y los futuribles agoreros, está lanzando al PP y a su portavoz a una escalada de estupideces que la hemeroteca recordará por toda la eternidad.
Y es que no basta ser joven ni llamarse Pablo para triunfar en la política. Y comentarios que lanza por su dulce boquita como "“Podemos no va a salir bien parado porque se está equiparando con un partido que ha llevado a los griegos a ir al cajero automático y no poder sacar sus ahorros, que ha ido a una situación en la que los pensionistas puede que no cobren sus pensiones, en la que los bancos siguen cerrados desde hace mucho tiempo, en la que se han escapado decenas de miles de ahorros e incluso que los griegos se los han metido en el colchón desatando una ola de atracos y violencia inusitada”, alarmistas cuanto menos, pueden equipararse o empeorarse desde ya, simplemente gracias a la comparativa con la gobernancia del Partido Popular. Porque aquí, querido Pablo-Sin-Coleta, los españoles van al cajero automático y tampoco pueden sacar sus ahorros, básicamente porque no los tienen, gracias a los recortes y los salarios precarios que nos ha regalado tu genial partido en el poder. Y puede que los jubilados cobren sus pensiones, pero tienen que utilizarlas para mantener a sus familias, hijos en el paro que en algunos casos han sido desahuciados y obligados a volver al hogar con todos los miembros a su cargo, para tener un techo donde vivir y un plato de comida que llevarse a la boca. Y antes de hablar de ahorros helenos escapados, yo me cortaría un pelín, a juzgar por los millones de euros que se han fugado de España a paraísos fiscales, curiosamente muchos de ellos  pertenecientes a personajes insignes de tu partido y favorecidos por las políticas y connivencia del  PP. A los que se suman fraudes y demás ingenierías fiscales que han dejado nuestras finanzas públicas como un solar a la par que se llenaban los bolsillos de estos atracadores de guante blanco y violencia callada.

Pero la lengua trabada de este Pablo sin coleta y sin pelos en la lengua, viene de atrás. Ya se refirió al tema de la memoría histórica que tanto escuece en su partido declarando que "Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién". Gracias por tu sensibilidad.

 O chorradas que suenan épicas, sin ninguna base como ""En el 89, los jóvenes nos pusimos delante de un tanque en Tiananmen parando al comunismo. Y tiramos con nuestras manos el Muro de Berlín" Supongo que lo haría al salir de la guardería, dada su edad.

Que la mentira sea lo que hace a los trepas del PP ascender, no significa que sea la plataforma de lanzamiento para la política nacional, y menos ahora, cuando valores como la honestidad, la transparencia y la sinceridad están al alza. O al menos, es lo que ha dejado claro el electorado, decantándose por partidos que los enarbolan y defienden. Veremos si luego se cumplen, pero por lo menos, parten con principios.

No le auguro futuro a este Pablo Casado, que jugando con su apellido y su posicionamiento, parece "casado" con la manipulación, la superficialidad, la crítica gratuita, el desprecio a la verdad y el abuso de la simplificación. Si es el símbolo de lo que el Partido Popular nos ofrece, me parece un aperitivo vomitivo de lo que será su campaña electoral.

Ya sé que nadie es perfecto.

Pero yo no te digiero, Pablo.