miércoles, 30 de abril de 2014

CONDECORACIONES PARANORMALES

...O quizá cabría decir, cuanto menos, anormales. Y si no, leed la siguiente reseña:

"La Virgen María Santísima del Amor ha sido condecorada este Miércoles Santo por sus méritos policiales.El secretario de estado de Seguridad, Francisco Martínez, puso sobre su pecherín el reconocimiento de mayor categoría que concede la Policía, la Medalla de Oro al Mérito Policial, en un acto celebrado en la Plaza de la Merced de Málaga.La Orden del Mérito Policial está regulada por una ley de 1964, inalterada desde entonces. Los méritos o circunstancias que acreditan para recibirla parecen reservados, si no a los propios policías, sí a las personas físicas: resultar muerto, mutilado o herido grave en acto de servicio sin "menoscabo del honor, imprudencia, impericia o accidente"; o realizar operaciones "excepcionales". También tener una actuación extraordinaria y ejemplar de la que resalte el valor y se prestigie a la Policía. Pueden concederse a quien "por su decisiva colaboración con aquellos funcionarios, practiquen actos de relevante importancia en defensa del orden, de las personas o de la propiedad.
Europa Laica y Movimiento hacia un Estado Laico interpusieron una demanda ante la sección contencioso-administrativa de la Audiencia Nacional con la que cuestionan la legalidad de la imposición de la medalla a la Virgen del Amor. La demanda fue admitida a trámite la semana pasada, según aseguran."
eldiario.es 16/4/2014

 Atónita estoy ante la noticia. Tanto, que tengo los ojos orbitando fuera de sí, imposibilitada del todo de devolverlos a su ubicación natural. Mal tienen que estar las cosas en este país para que la Ministra de Trabajo haya puesto en plantilla a la Virgen del Rocío y ahora, el Ministro del Interior otorgue la máxima condecoración policial a la Virgen del Amor. ¿Y cuál va a ser lo próximo? Nombrar patrono del gobierno al "Cristo de los Faroles de Córdoba" por todos los ídems que se marcan en relación al estado de nuestra economía?¿La medalla del trabajo al "Cristo Crucificado" por sus más de 2000 años en activo dedicado al apostolado?
Afortunadamente tenemos un amplio santoral para premiar y congratular, y dado que nuestra administración está por la labor de estrechar y consolidar lazos con vírgenes y familares afines, propongo un listado de distinciones como Dios manda, que diría Rajoy, con todo el respeto y sin tratar de ofender a nadie, o al menos, no tanto como lo hace el gobierno con sus extravagantes condecoraciones.

-"Virgen de los Dolores", premio Paracetamol otorgado por el Ministerio de Sanidad, por su consuelo y apoyo a los enfermos de migraña..
-"Virgen de la  Macarena", Medalla "los del Río" del Ministerio de Cultura, por su contribución a la difusión de la música española a nivel internacional.
-"Virgen de la calle", Premio Banca Española, con el patrocinio del Ministerio de Hacienda, por ser el único refugio que les queda a los desahuciados por las hipotecas.
 -"Nuestra Señora de los Desamparados", condecoración especial del Ministerio del Interior por hacer la labor de apoyo que le correspondería al ministerio y elude siempre, ante la llegada de inmigrantes.
-"Virgen del Prado", a quien agricultores, ganaderos y ecologistas deberán dirigir sus demandas, dada la saturación del Ministerio de Agricultura en este momento singular de cambio de cartera.
-"Virgen de las Viñas", condecoración otorgada por el Ministerio de Industria por hacer de España una potencia vínicola sin competencia. La devoción de Aznar y Rajoy a esta santidad, quedó reflejada en lo que es ya expresión Popular: ¡Que viva el vino!...
-"Virgen de la Luz", imprescindible encomendarse a ella para intentar descifrar los recibos de las compañías eléctricas a partir de la reforma del gobierno.
-"Virgen de los Reyes", en baja por enfermedad y agotamiento debido al requerimiento constante por parte de la Casa Real, por diversos temas relacionados con la salud, situación amorosa y fiananzas de sus miembros.
Se me ocurren muchas más pero, para terminar, solicito una plegaria nacional a la Virgen de los Milagros, que es a quien verdaderamente necesitamos para librarnos de este gobierno surrealista, casposo, maniqueo, irrespetuoso, absurdo... que mezcla sin cesar sus creencias con la política, no sólo repartiendo condecoraciones a personajes inexistentes por su colaboración fantasma o paranormal, sino lo que es peor, ejecutándolas en leyes.
Ya sé que nadie es perfecto. Pero esto es de locos.


lunes, 28 de abril de 2014

¡QUE LEVANTE LA MANO QUIEN QUIERA UN HORARIO EUROPEO!

Cada vez son más las voces que se escuchan clamando por un horario europeo: Jornadas laborales de 9 a 5, pequeño corte de una hora a eso de las 12,30 para el almuerzo, cena sobre las 7 y prime-time televisivo que comience a las 8. Mucho pedir , me parece  a mí, tras tantos años de desconcierto horario.
Ahora comienzan a contarnos, que hubo un tiempo en que nos encontrábamos en perfecta armonía con Europa, y fue sólo en la época de las vacas flacas, muy flacas, cuando se inventó el pluriempleo, o dicho más de acuerdo con nuestros tiempos, el doble trabajo "part-time", porque las circunstancias  obligaron a nuestros abuelos a partir su jornada laboral y por tanto, retrasar la hora de la comida y de la cena, para darse un respiro y meterse algo entre pecho y espalda para aguantar el tirón.  Y es cierto que me viene a la memoria batallitas contadas en mi casa, donde se hablaba de que la comida se hacía a las 12 y la cena también temprana e , ingenua de mí, siempre pensé que se trataba de un esnobismo o manía familiar. Al divorcio horario con nuestros vecinos parece que también contribuyó Franco, en uno de sus caprichos fachosos, haciéndonos compartir con la Alemania hitleriana su franja horaria en lugar de con quien en verdad nos correspondía, es decir, británicos y portugueses...Ya se sabe, con los aliados, ni la hora.
Y henos aquí, muchos años después, hechos un batiburrillo de costumbres, horas solares, horarios escolares incompatibles con los laborales, programación televisiva tardía, niños en actividades extra-escolares hasta las tantas...y ojeras que nos dan siete vueltas a pequeños y mayores.
Porque si hay algo que nos caracteriza a los españoles es la facilidad para complicarnos la vida.
En los colegios y hospitales lo tiene claro. Con Europa a muerte. Si te tienen que tomar la temperatura, a las 6 de la mañana te meten el termómetro en el alerón, caiga quien caiga. Y cuando comienzan a llegar las visitas, te sirven el caldo de pollo y el pescado pálido que llaman  cena, para que se corten y vayan desalojando.Y con los peques te lo ponen fácil al plantarlos en la acera a eso de las 4 y convertir a los padres en la red de empresarios domésticos más extensa del mundo mundial, fomentando el servicio de cuidadoras inmigrantes y estudiantes, o el más extendido, de abuelos explotados.
Pero salvo en el terreno de la educación y la sanidad, el resto de los sectores no está por el cambio.
Aquí de las oficinas no pone nadie un pie en la calle antes de las 7 o las 8. Y si lo pones, atente a las consecuencias. Da igual que en tu contrato hayas firmado trabajar de 9 a 5,30. Está mal visto que una cumpla su horario, y si lo hace, en el momento de crisis será el primero que se vaya a la calle. Olvidamos  que a muchos de nuestros jefes les encantan las comidas de trabajo. Esas de las que regresan a la oficina a la hora que tú debes marcharte, después de haberse dado un atracón y fumarse un puro con tu vida. Y lo peor es que llegan con nuevas ideas que hay que poner en marcha en ese instante y no se pueden dejar para mañana. Así que a tragar.
 Por todo ello, yo voto por un horario europeo por decreto ley. Y aquél que se quede en la oficina un rato más, que reciba una descarga eléctrica al abrir el ordenador o le caiga un rayo al convocar una reunión urgente. Y si es que hay mucho trabajo que sacar adelante, que se contrate a más gente de 9 a 5,30. Quiero ver a los padres, y cuando digo padres, me refiero a los dos, recogiendo a los niños del colegio, haciendo pariproflexia japonesa, aprendiendo a tocar el saxo, estudiando chino o paseando al chiguaga. Que vivan, además de trabajar. ¿Una quimera? No. Este verano en Dinamarca tuve serios problemas hasta para comprar un souvenir después de las 5. Tenemos que aprender a respetarnos empezando por nosotros mismos. ¿Para qué trabajar de 9 a 2 y de 5 a 8? ¿Alguien tiene tiempo en las grandes ciudades de ir a casa a comer? Antes, por lo menos, la gente se iba a comer con los cheques-restaurantes o sus propios billetes, pero ahora se quedan en la ofi con el "tupper" sacando un par de horas extras para llegar a los objetivos, mientras el jefe se gasta su "no aumento" de sueldo en copiosas comidas, con chupito incluido. Desayunaríamos en casa como Dios manda, y no nos tomaríamos el café de un lingotazo esperando hasta las 11,30 para la hora del bocadillo sin desfallecer en el intento, almorzando a las 12 ya sea de tupper, o lo que la  crisis nos depare.
Tendríamos tiempo para hacer una cena saludable a eso de las 7,30. Y luego, relajarnos viendo la tele, leer un buen libro, charlar o...lo que se tercie.
Y si somos la tercera potencia en turismo, y deseamos continuar siéndolo, dejaríamos de despistar a los visitantes con nuestos horarios extravagantes y matarlos de hambre con restaurantes que abren a las 9 o 9,30 y si vas a estas horas estás más solo que el tato.
Pero sobre todo, comprender que este horario , desde mi punto de vista, sólo nos lleva  a la esclavitud laboral. Y ya sé que hay gente que no sabe hacer otra cosa que trabajar, pero para todos los demás, la vida nos reserva muchas cosas interesantes. Por ejemplo, tiempo y libertad.
Y ya vale de escudarse en estereotipos de que cómo en España no se vive en ningún sitio, etc...
Somos el único país del mundo con este desaguisado horario. Está claro que todos pueden estar equivocados, pero al menos, cabría una pequeña reflexión sobre nuestras costumbres.
Porque nadie es perfecto.

viernes, 4 de abril de 2014

¿GATO POR LIEBRE O LIEBRE POR GATO?

Me había jurado a mí misma no escribir nada sobre Suárez, la Transición, el Golpe de estado del 23-F o el papel del Rey. Incluso las circunstancias se habían aliado a mi favor (el ordenador yacía en un coma profundo del que ya ha despertado) pero el artículo de fondo publicado por Juan Luis Cebrián en el diario EL PAÍS, donde intenta desmontar las informaciones, publicaciones y comentarios que atribuyen al Rey el liderazgo de la intentona golpista han dado con mis buenas intenciones al traste. 
Ha sido entonces, cuando ha venido a mi memoria aquella conferencia que él junto a Pedro J. Ramírez, director en aquellos tiempos de Diario 16, dieron en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, a los pocos días del Golpe. Era yo entonces una pizpireta y colorista estudiante de primer curso, con deseos de cambiar el mundo con mi pluma, y junto a cientos de alumnos acudimos a escuchar de primera mano, todos los detalles sobre el notición del año. Y para ello, nadie mejor que  los líderes de la prensa nacional. Creo que fue la única vez a lo largo de la historia en que les he visto coincidir a ambos en un tema: el Rey estaba implicado en la trama golpista. No dijeron de qué modo, si a través de lo que se ha dado a conocer posteriormente como la Operación Armada, o en cualquiera de las otras tramas que surgieron y se enredaron o independizaron según fueron avanzando los días, pero lo que sí sospechaban es que el rey no había permanecido impasible y ajeno a la conjura. No tengo ni vídeos, ni audios que ratifiquen estas declaraciones, sólo la memoria de todos los que estuvimos allí que, si no les sucede igual que a Cebrián, podrán testificar que lo que narro hoy sucedió a finales de Febrero de 1981 en ese salón a desbordar.  Aunque el insigne periodista en su artículo se muestre como adalid y defensor de la pureza democrática de nuestro monarca y ataque con fiereza la visión de los acontecimientos que Pilar Urbano  desgrana en su libro, recién publicado oportuna y oportunistamente, donde según la autora la "Operación Armada" se gestionó en La Zarzuela con la intención de sustituir a Suárez por un gobierno de concentración presidido por el general y con la participación en él del expresidente Felipe González... 
Puede también que en esos momentos de confusión posteriores al Golpe, la rumorología circulara como la pólvora, y que lo que Cebrián considera infundios en la actualidad, en su día fueran dados por buenos, argumentados y valorados, empezando por sí mismo. ¿O es que el alzhéimer es un mal contagioso que ataca a todos los que vivieron la Transición?
Hubo luego un periodo en el que cierta perspectiva histórica y política favoreció que se explicara la Transición, consolidando con ella la figura del Rey y los políticos que la llevaron acabo. Pero no sé hasta qué punto se creó una imagen idílica, un tanto prefabricada, sin fisuras ni tacha, en una especie de consenso colectivo para salvarguardar la democracia.
Lo que único que está muy claro es que no está claro del todo y en este sentido, sólo la desclasificación de los documentos de la época arrojarían la luz necesaria para conocer toda la verdad. Hasta que esto no suceda, cada vez que cumplamos un aniversario  o uno de los padres de la transición fallezca, se volverá a dar rienda suelta a teorías conspirativas, interpretaciones, invenciones y olvidos pactados, como evidenció en su día el programa de Jordi Évole, con su falso documental, poniendo al descubierto cuán ansiosos y sedientos estamos por conocer la realidad y qué manipulables somos ante la falta de información.
¿Nos manipularon con el golpe? ¿Nos manipularon con la Transición? ¿Nos siguen manipulando ahora?
No sé, Señor Cebrián, si nos dan gato por liebre o liebre por gato... Pero, en cualquier caso, sigue el gato encerrado. Y ya va siendo hora de que se airee.
Y es que nadie es perfecto.
Ni siquiera la democracia.

 La autora, con sus compañeros de Periodismo en el Salón de Actos de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, en la Conferencia de Juan Luis Cebrián y Pedro J. Ramírez sobre el Golpe de Estado del 23-F en 1981.
Mostrando 2014-04-04 10.53.44.jpg
sobre el Golpe de estado del 23-F de Juan Luis Cebrián y Pedro J. Ramírez.