...¡Pasarlo superguay en el Congreso de Valladolid!
Todos acudieron a la cita en plan relaxing. Ellos, con su uniforme "business casual" a base de jerseycitos de pico, no sobre los hombros porque no olvidemos que estamos en Febrero y en tierras castellanas, descorbatados y con sus americanas abiertas. Ellas, con sus chaquetas en colores primaverales ( no en vano el domingo era el último día de rebajas, y aunque todavía no es oficial la Primavera en El Corte Inglés, si florecía ya en los corazones y en las vestimentas de nuestras peperas) Y ...¡venga! todos a reflexionar en colores sobre las tensiones internas, la unidad del partido (que se escapa por la derecha, dejándolos más en el centro no por decisión propia sino por ausencia ajena) y la firmeza contra el independentismo catalán, no sin olvidar unas puyitas a Rubalcaba que, a pesar de estar bastante silencioso durante toda la legislatura dejando hacer, o mejor dicho deshacer, a Rajoy y sus muchach@s, le han sugerido que calladito está más guapo.
Quizá todavía con los ecos de la serie Isabel anidando en su cabeza, a nuestro Presi no le ha temblado la voz al indicar que Cataluña se encamina hacia la Edad Media. Pero yo al único que recuerdo de semejante guisa es a Aznar en esa vergonzosa foto de Cid Campeador que no sólo es motivo de sonrojo para sus correligionarios, sino para todos los súbditos que le sufrimos.
Resumió su hoja de ruta frente al tema como "Todos los españoles formamos parte de una gran alianza para competir desde Europa en un mundo cada vez con menos fronteras y más integración". Esto último, lo de la integración , debió decirlo en relación a todos los miles de inmigrantes que en un ataque de igualdad suprema , ha dejado fuera de las prestaciones sanitarias y sociales. Y en cualquier caso, aparte de su loable rumbo, no estaría de más, colocar algunas algunas indicaciones, ya sea vía GPS o en plan señal tradicional, de cuál es el punto al que nos dirije, por dónde vamos a llegar y qué nos esperará en la meta. Y no es por criticar. Yo es que tengo mala orientación y me lo tienen que explicar clarito porque si no me pierdo en el intento.
Tampoco quiso dejarse en el tintero un tema clave como la recuperación económica. Eso sí, lo hizo con algunos borrones y muchos huecos en blanco. Insistiendo en ese mantra de que vamos mejor, mucho mejor, aunque no todo lo que él quisiera. Como ese padre al que le entregas el boletín de notas y, aunque satisfecho por progresar adecuadamente, insiste en que se puede uno esforzar más. Y aunque le estén dando zapatilla en educación y sanidad por todos lados, insistió en que uno de sus grandes logros ha sido preservar la calidad de estos servicios, pero se le acabó la tinta para comentar los últimos reveses en la privatización, o como ellos prefieren, la externalización de la sanidad en la Comunidad de Madrid.
Terminó, con fuegos artificiales y un Viva Cartagena, referido a la inminente reforma fiscal, que va a ser la panacea para reactivar la economía, el ahorro y el empleo. Y con la emoción de su propuesta, en un punto ya de éxtasis de patriotismo y autoafirmación, concluyó que los españoles nos hemos rescatado a nosotros mismos. Solos frente al peligro. A pecho descubierto. Mientras el clamor popular, ya orgásmico, amortiguaba el estallido de la pronunciación típica de sus "eses".
Para acabar, en un guiño a Arantza Quiroga, como diciendo "no me dejes tú también", agradeció el enorme respaldo del PP Vasco, ante los desplantes de Jaime Mayor Oreja, Ortega Lara, María San Gil, que andan buscando su VOX.
Como colofón, digo yo, una contundente sopa castellana, un lechazo de la zona, todo ello regado con un buen Rueda, porque ya se sabe el grito de guerra del PP: ¡VIVA EL VINO!
Y ya los tenemos a todos de vuelta en Madrid. De lunes. Con sus trajecitos grises, las corbatas ahogándoles el riego cerebral y los tacones alejándolas de la realidad, después de un "finde" divino de la muerte.
Porque nadie es perfecto.
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