miércoles, 31 de julio de 2013

MENÚ PARA LOS DESAGUISADOS DE LA VIDA

¿Y si nos dieran la oportunidad de volver a cocinar nuestro pasado para conseguir digerir los amores que se nos quedaron atragantados? Aquí tenéis una simple y eficaz receta.

"AMORES ESCABECHADOS"

Ingredientes:
-Amor en una pieza entera, en rodajas o, si la relación fue tortuosa, hecho picadillo.
-Limón para desinfectar las heridas producidas. Escuece, pero es de lo más astringente.
-Una cucharada de miel para contrarrestar la hiel almacenada.
-Un chorrito de vino de Jerez para pasar el trago.
-Un par de huevos (sobran los comentarios)
-Ajo para darnos aliento, aunque sea malo.
 -Despojos de rencores.
-Suspiros, lágrimas y decepciones en especia.
-Una tacita de pasiones escaldadas.
-Venganza en salsa agridulce.

Preparación:
Se baten los huevos a punto de indignación (léase nieve) con energía y sin pausa y se incorporan los suspiros, las lágrimas y las decepciones sin dejar de batir, con el fin de diluirlos. Se rocía el amor con limón , intentando que el líquido penetre y así desinfectar las heridas y eliminar las bacterias sentimentales que puedan pervivir en la pieza o lo que quede de ella.
Pelamos un ajo, lo ponemos en el mortero junto al Jerez y la miel, machando hasta reducirlo a una pasta viscosa, tanto como las sensaciones que recordamos. La masa resultante deberá reposar hasta que se evaporen las lágrimas. Mientras, pasaremos a elaborar el relleno. Tomamos los despojos y le añadimos las pasiones escaldadas, aplastamos todo con un tenedor y rellenamos la masa con esta mixtura. La introducimos en el horno llevándola a la temperatura más alta en homenaje al infierno que sufrimos. Y para mayor seguridad, finalizar con un toque de grill.
Servir muy caliente cubriéndolo con la salsa agridulce de la venganza.

Bebida recomendada: Vino rojo de ira con matices de olvido.

Y como no todos tenemos un pequeño Adrià en nuestro interior, repetir la receta tantas veces como sea necesario hasta lograr que el amor atragantado siga su curso natural.
Ya se sabe, nadie es perfecto. 


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