domingo, 4 de agosto de 2013

EL CLUB DE LAS EX PRIMERAS DAMAS

Llegaron a la escena política del brazo de sus maridos.
El telón bajó para ellos, pero sus señoras no estuvieron conformes con abandonar su papel protagonista ni aun echándoles agua hirviendo. Y es que, hay qué ver como engancha el poder.

Hillary Clinton. Ella era la empollona de la clase en la Universidad de Yale, y Bill era el guaperas. Una alizanza perfecta: Hillary ponía el cerebro y él un físico atractivo. Porque ya se sabe que para triunfar en la política norteamericana hay que poseer una personalidad fotogénica, incluso artística, como lo demuestra la historia reciente con la elección de un actor de segunda como fue Ronald Reagan y un payaso de primera llamado George W. Bush. Las dotes de Bill Clinton se centraban en el saxo y en el sexo, afición, ésta última, que le causó serios contratiempos. El más sonado fue el conocido como "Caso de la Becaria" cuando, digámoslo en plan metáfora, se dejó afinar el instrumento por la jovencita Mónica Lewinsky en el despacho oval. Dicen que al entererarse, Hillary le soltó un sopapo al insigne presidente de EEUU que dejó en ridículo a la conocida como bofetada del gitano, "donde ni faltó cara, ni sobró mano". Tanto que estuvo luciendo los 5 dedos de su mujer, a modo de recordatorio, durante varias semanas. La revancha le llegó de la mano de Barack Obama que la nombró Secretaria de Estado hasta que al parecer, un  problema de salud, la retiró de los focos.

Cristina Kirchner. El fallecimiento de su marido no fue obstáculo para que renunciara a sus veleidades políticas. Ella no era de las que se retiran a llorar a un rincón. Se enfundó en un vestido negro que convirtió en marca de la casa y se lanzó a la arena política con un "look" entre Viuda de Argentina y Bruja Maléfica.
Cuando las cosas se le tuercen en su país, en lugar de enderezarlas suele desviar la atención de sus compatriotas con un arma infalible: atacar a España. Y lo mismo te nacionaliza una compañía petrolífera, como te pone al rey Juan Carlos a caer de un burro (o en su caso , de un elefante) y al gobierno español lo califica de corrupto.
Estoy deseando que llegue el día que se vista de "alivio de luto", a ver si con ello se le alivia también su agrio carácter, para mi gusto, demasiado populista.

Ana Botella.Nuestro producto nacional bruto. Esa sencilla y a la par clásica mujer que un día dejó Valladolid para aterrizar en la Moncloa con uno de los miembros del "Trío de las Azores", que aunque suene a grupo folclórico, recordaréis que su fama vino más por dar el cante con la Guerra de Irak.
Con los años, su esposo perdió hasta el bigote, pero ella se hizo con el sillón de la alcaldía de Madrid por esas carambolas de la vida. Inventó una sesuda teoría sobre la imposiblidad reproductiva de las peras y las manzanas, se marchó a relajarse a un balneario mientras se intentaba esclarecer en Madrid una de las más grandes tragedias acontecidas en los últimos años, el Caso Arena...Y ahora anda por el mundo  promocionando la capital como sede de los Juegos Olímpicos, en línea con la "corazonada" de su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz Gallardón, quien merece un artículo aparte. Miedo me da que llegue Septiembre e inaugure la temporada con su lluvia de perlas verbales.

Y no es que yo sea misógina; todo lo contrario.  Pero este tipo de señora que vive al rebufo de la fama de su marido me irrita enormemente, porque considero que las mujeres somos lo sufientemente valiosas e inteligentes para no tener que utilizar la posición privilegiada de nuestros compañeros en nuestra carrera profesional o para alcanzar las metas que nos propongamos en la vida.
Aunque ya se que nadie es perfecto.

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