martes, 12 de noviembre de 2013

EL ARTE DEL CLASISMO

A veces sólo hace falta un adjetivo para manifestar un sentimiento de desprecio. Por eso, cuando semanas atrás un crítico, desde su escritorio de diseño, se refirió en un periódico al Surrelismo como la vanguardia más popular, interpreto que quería decir algo más: el surrealismo es un estilo menor, tanto, que hasta al pueblo llano le gusta. Sin embargo,  para mí es una gran noticia que una exposición  como la de Dalí en el Reina Sofía haya originado colas de varias horas para visitarla en un país donde la crisis está menoscabando a las clases medias y un gasto adicional puede suponer un lujo. Y que muchos ciudadanos "inexpertos" como yo hayan interpretado el precio de la entrada como una inversión en cultura y disfrute,  merece todos los respetos. Eso sí, a rebufo del éxito alcanzado, los especialistas en el tema se han dado mucha prisa en organizar otras dos exposiciones que tienen como eje principal el movimiento surrealista, "El surrealismo y el Sueño " en el Museo Thyssen, y "Surrealistas antes del Surrealismo", en la Fundación Juan March. Todavía no se conocen cifras oficiales de visitantes por lo que no puedo realizar ninguna valoración. Pero a quien sí puedo valorar es a esa élite artística que se cree propietaria del privilegio de disfrutar del arte, como si los ciudadanos de a pie fuéramos unos analfabetos, incapaces de apreciar y emocionarnos con un cuadro, una escultura o , en definitiva, con una obra de arte. Una élite que además, en los últimos tiempos, parece que el único vínculo que mantiene con la creación es una relación mercantilista, la de un objeto de consumo que se rige por las leyes del mercado. Y luego, van de puristas.
Un afán  más económico que filántropico, que nos les ha hecho dudar en hacer suyo hasta el arte callejero, convirtiendo al artista Bansky en uno de sus iconos y pagando sumas incalculables por sus obras.
A mí me encanta Bansky. He visto sus obras de cerca paseando por las calles de Londres, ahora algunas protegidas con metacrilatos para evitar su sabotaje, y me apasiona su utilización de los soportes, su forma tan limpia, directa, satírica y trágica y por ello tan humana de contar aspectos de la vida. Y aquí os presento algunas muestras de sus trabajos.
No soy experta en arte, pero sí en emociones. Y creo que si algo tiene que hacer el arte, es eso, emocionar. Una experiencia íntima, intransferible y personal, que no necesita de críticos ni asesores.


Y en ese sentido,uno de los artistas que más me han emocionado en los últimos años y que para mí fue todo un descubrimiento, ha sido Hundertwasser. Multifacético, nació en Viena en 1928, y es lo que normalmente se conoce como artista total, es decir, fue pintor, arquitecto, escribió manifiestos, realizó performances, diseñó sellos y banderas etc. Pero sobre todo fue un adelantado a su tiempo y  es que cada incursión que hacía en el mundo del arte, era siempre desde el punto de vista del respeto por la naturaleza y la ecología.
Una de las frases suyas que más me gustan es quella de que "la línea recta es ajena al hombre". Y de hecho, el Museo dedicado a él en Viena, tiene todo el suelo abombado y es un placer caminar por él con sus pequeños montículos. Esto es lo que opinaba
"La utilización ciega, cobarde y estúpida de la línea geométrica recta, ha convertido nuestras ciudades en baldíos desolados desde el punto de vista estético, espiritual y ecológico…
La línea recta y sus derivados son úlceras cancerosas que envenenan, por igual, la planificación urbana y la salud física. Nuestras ciudades son la realización de los caprichos dementes de arquitectos criminales que nunca hicieron el juramento hipocrático de la arquitectura: me niego a construir casas que puedan dañar a la naturaleza y a las personas"
Hundertwasser siempre será recordado por sus ideales ecologistas y sobre todo por su uso del color, que en sus propias palabras definía como “un mundo de colores, es siempre sinónimo de paraíso. Un mundo gris o monocromático es siempre sinónimo de purgatorio o de infierno”. De hecho, su manera de conseguir volumen en la arquitectura fue a base de la utilización del color.

Un crítico en todos los terrenos , más alla de lo puramente artístico , que en uno de sus múltiples discursos se refirió así a los gerifaltes del arte:
"El arte de hoy en día es una degeneración. Hace mucho tiempo que los artífices y tratantes de lo artístico no son ya los artistas propiamente dichos, sino una pequeña "mafia" internacional, compuesta de intelectuales frustrados, frustrados porque tales imposturas no interesan al gran público y tampoco les contentan a ellos mismos. Esos artífices y tratantes, que hacen de directores de museos, de periodistas y teorizadores, son parásitos de nuestra sociedad. Nuestro auténtico enemigo es esa necedad incapaz de distinguir lo verdadero de lo falso"

Os dejo una muestra de sus fantásticas obras por si vais a Viena y después de la visita obligada a los Mundos de Sissí, os apetece dejaros seducir por un alma de artista total , coherente y vital : Hundertwasser.
"Un cuadro bueno está lleno de magia. Te hace sentir feliz, hace reír, o llorar, pone las cosas en marcha".

Rechacemos el clasismo en el arte.  Nadie mejor que nosotros mismos para juzgar qué es arte. Para ser los dueños de lo que nos emociona y conmueve. Permitamos a los críticos que sigan escribiendo sus reseñas sobre exposiciones llenando páginas de adjetivos rocambolescos, donde más bien hacen un derroche de verborrea  para lucirse que un intento de transmitir una experiencia plástica que nos conmueva. Dejemos a los mercaderes que sigan traficando con las obras, pero sin humillarnos ni hacernos sentir una casta de intocables respecto al sentimiento de la creación.
Porque ellos serán los propietarios del dinero, pero no son los propietarios de la belleza.
Y es que se ya se sabe : nadie es perfecto.


 

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