lunes, 25 de noviembre de 2013

YO POR ANA...MATO!!!!

Este parece ser el grito de guerra unánime de Rajoy y la plana mayor del PP en defensa de nuestra "Menestra" de Sanidad. Y esta bronceada mujer que proclamó desconocer su economía doméstica, sin ningún rubor, y no resultarle extraño que su marido apareciera con un jaguar un día sí y otro también, así como viajar "by the face" con la familia al completo a Disneylandia,  y gastarse en confettis de cumpleaños el presupuesto de una familia para sobrevivir un trimestre, ahora se declara competente para hablar sobre las cuentas del PP y confirmar que no hay más contabilidad que la entregada por su partido al Juez. ¿Y por qué debemos creerte, si no sabes ni los recibos mensuales que llegan a tu casa?
No contenta con esto ha decidido nombrar a Lamela, exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, e imputado por tráfico de influencias y prevaricación durante el proceso de privatización de la sanidad madrileña, para cambiar el modelo de gestión de los hospitales dependientes de Sanidad.
El Ministerio abonará 36.000 euros a la empresa del exconsejero Manuel Lamela a cambio de "la asistencia técnica para la definición de un nuevo modelo de gestión clínica". Un proyecto que Sanidad pretende poner en marcha en los hospitales de Ceuta y Melilla. Se da la circunstancia de que el Ministerio de Sanidad está dotado de un órgano asesor, el Instituto de Salud Carlos Tercero (dependiente del Ministerio de Economía) que cuenta con la Escuela Nacional de Sanidad. Un órgano que tiene en sus filas a reputados especialistas en Gestión Clínica cuya asistencia técnica tendría coste cero para las arcas públicas.
Ante el clamor popular, Ana Mato se ha defendido argumentado que desconocía que Manuel Lamela estuviera detrás de las empresas designadas. ¡Ay, "Menestra" Anita ! ¡Que no te enteras nunca de lo que no te conviene!
Me vais a perdonar, pero no puedo con ella. Es junto a otro ramillete de ministros, la que más me saca de mis casillas, con su aspecto de santita recién venida de vacaciones y su sonrisa de novicia yeyé. Tanto, que no hace mucho le dediqué una semblanza dentro del post "Mis menestras favoritas", que corto, pego  y coloreo a continuación: 

ANA MATO.
Sus declaraciones políticas están llenas de hermosas perlas que darían para más que un simple blog, por eso voy a ceñirme a una de las más recientes que me dejó los pelos como escarpias y ni la plancha de última generación ha logrado volver a su ser. "LA AUSENCIA DE VARÓN NO ES UN PROBLEMA MÉDICO", dijo y se quedó tan ancha, en su caso tan estrecha, refiriéndose al proyecto de ley de reproducción asistida. Y lo hizo con una sonrisa de ángel sádico, que nadie como ella es capaz de esbozar.
Y es que le salió del alma, de esa alma católica, apostólica y romana que a la que te descuidas intentan convertir en ley general una creencia particular. De un gesto se llevó por delante la Constitución, los logros sociales, y arrinconó a las lesbianas y mujeres solteras o sin pareja masculina, en el arcón de los malditos. Vino a decir, "¡Ah! pues si no tienes semental, que te jodan", pero con resonancias bíblicas...Sí, seguro que os suena aquella famosa frase de "No conocer varón". Vamos, pretende hacer lo que viene haciendo la Comunidad de Madrid desde los tiempos de Esperanza Aguirre, pero sin su sibilina discreción. Tan dulce y morenita Ana Mato, con sus blusitas tipo "babi" y su carita de no haber roto un plato en su vida, es una auténtica bomba de destrucción masiva: destrucción de ilusiones, proyectos y derechos. ¿Puede alguien parar a este ángel exterminador?


Y es que yo no se si se trata de una estrategia del PP , esto de colocarnos a los imputados por la espalda, de manera que no larguen por esa boquita, como un regalo a su silencio, a la par que crean un clima de cotidianidad en el ambiente, para que la excepción se convierta en la costumbre, y nos parezca normal estar dirigidos y rodeados de prevaricadores, malversadores y chorizámenes de diferente pelaje.
Porque ya sé que nadie es perfecto. Pero en los últimos tiempos la imperfección se ha instalado definitivamente en los sillones de las empresas, los bancos y en los escaños del Congreso.

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