NO, si al final parece que se trató de una alucinación colectiva. ¡A esto lo llamo yo naufragar con un auto!
Nuestros jueces se han unido a la marea de despropósitos lanzándose a la deriva. ¿Y para eso 10 años de investigación y 9 meses de Juicio? La Audiencia de A Coruña sólo ha encontrado un culpable: el Capitán del Prestige al que le impondrá una corta pena. La torpeza, la tardanza y las absurdas indicaciones de los que entonces eran responsables de tomar las decisiones no son motivos de castigo. Es decir, la liberación de 63.000 toneladas de fuel a lo largo de 2.980 km. de nuestro litoral, ni pringa ni mancha a nadie.
Y para pegotes de chapapote, las declaraciones que aún impregnan nuestra memoria. Desde las explicaciones del entonces Ministro Rajoy , resumiendo la tragedia como "Unos pequeños hilillos, solidificados, como plastilina en estiramiento vertical", hasta las del entonces Delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández, que admitía sin rubor que "Hay una cifra clara: la cantidad que se ha vertido no se sabe".Las matemáticas cantan, ahí donde se descontrola. Y la peliculera idea del Ministro de Defensa, Federico Trillo, en un alarde de emular al más puro estilo Hollywood, de bombardear el barco, tampoco se queda atrás. Lo peor de todo, es que las lumbreras citadas, lejos de estar en sus casas jugando a "Hundir la flota " en la mesa camilla, ocupan todos cargos de responsabilidad en la Administración , que pasan desde embajador en Londres a Presidente del Gobierno.
El fallo judicial descarta el delito mediambiental. Que se lo digan a los marineros, a los cientos de voluntarios que colaboraron en la limpieza de las más de 1000 playas que quedaron contaminadas, y a los 212 investigadores, 21 universidades, 17 centros de investigación y 6 centros oceanogáficos, que dedicaron su tiempo, su esfuerzo y tesón a la recuperación medioambiental de la zona.
La consecuencia, muchos años después, es que hubo un cambio brusco en las poblaciones de parásitos, que hizo que se multiplicaran. Un "boom" parasitario que han llegado hasta el año 2011 y cuyos resultados se han publicado en revistas científicas. En esta fecha, la Xunta dejó de hacer convocatorias para la investigación, pero algunos departamentos universitarios siguen investigando por su cuenta, sin financiación, y por amor propio y a la causa , aunque son conscientes de que está situación de precariedad científica y la falta de apoyo institucional , dificultará la divulgación de sus hallazgos.
Hoy, con la sentencia judicial calentita y con restos de chapapote todavía enterrados en la arena, se cierra en falso un caso que nos deja inermes ante los que realizan actividades peligrosas para el medio ambiente en nuestro país. Una porquería de auto para un país que se acostumbrado a vivir entre la basura.
Por mucho que nadie sea perfecto.
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