miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL FALSO "PROGRE"

Es Sagitario, pero parece Tauro por la tozudez de su carácter.
Le recuerdo mediados los 80's cuando comenzaba a emerger en el partido, con su inefable aspecto de "repelente Niño Vicente". Cejas pobladas a lo Frida  Kahlo, gafas tipo "el de los Amaya", cabello ensortijado, pero pulido, para no acabar en un Michael Jackson...y una verborrea agresiva y enervante que me hacía saltar del asiento cada vez que aparecía en televisión. Atacaba con violencia a todo aquél que se meneara, interrumpía a sus interlocutores sin piedad, sus ideas políticas además de resultar retrógadas, llamaban prodigiosamente  la atención por ser tan rancias proviniendo de una persona veinteañera. Incluso,  su padre, el político y profesor José María Ruiz Gallardón dijo sobre él: "¿Conservador yo? Tendrías que conocer a mi hijo Alberto, ése sí que es de derechas"
Y no, no es que fuera una "gracieta" de papá orgulloso, porque tengo referencias de un hermano suyo, algo más mayor, que por aquél entonces se encontraba haciendo la "mili" junto a una persona muy próxima a mí. Y más que amor fraternal, le llamaba de todo menos gallardo,perdón, Gallardón, aunque también terminaba en "ón". Y ya se sabe que las historias de la "mili" forman parte del currículum vital de todos los hombres españoles de cierta edad, como la verdad más grande desde que se descubrió que la tierra era redonda. Así que no voy a discutirlo, especialmente porque me interesa para mi argumentación.
Pues sucedió que este hombre a medida que se le blanqueaban las cejas y los bucles, se le reducían las gafas y se le aplacaban las formas, fue ascendiendo en el escalafón político desde la Comunidad de Madrid hasta la Alcaldía. Comenzó a mostrar una imagen de hombre dialogante y culto, promotor de las artes y la cultura y especialmente se hizo famoso por la misión gracias a la cual pasará a la historia: "Faraón de Madrid". Durante años, vivimos entre zanjas y vallas, sorteando los obstáculos en una loca gincana que dejó las arcas vacías y muchos madrileños escayolados por caídas en obras. Claro que, también entretuvo a muchos jubilados que se pasaban las horas muertas contemplando levantamiento de aceras, descarga de adoquines, prolongación de líneas de metro...Y es muy de agradecer el gesto de entretener a nuestros mayores con este parque temático gratuito.
Luego le dió su "corazonada", y nos embarcó en su sueño olímpico, en un intento de poner la guinda a su gestión. Pero yo nunca me creí a ese abierto e innovador Alberto Ruiz Gallardón.. Los que me conocen, algunos seducidos por su nuevo talante, saben que digo la verdad. Siempre me referí a él como "el falso progre". No sé, veía algo atormentado y reprimido en su carácter. Una máscara de cordialidad y apertura que ocultaba un "yo" oscuro y amargado en su interior. Una insinceridad latente en su sonrisa un tanto histriónica y sus palmaditas en el hombro a sus rivales.
Y como todo con los años vuelve a su ser, no ha hecho falta más que nombrarle Ministro de Justicia, para que de nuevo recupere o al menos saque a la luz, sus fantasmas más polvorientos de los 80's. ¿Será por eso que quiere imponernos los supuestos  considerados en la Ley de aborto de 1985?. No deja de ser contradictorio, aunque sea tópico decirlo, que el partido que está poniendo más trampas a las mujeres embarazadas en la Ley Laboral, que está haciendo más recortes en Sanidad, en educación, en Becas, en prestaciones sociales, en apoyo a los niños con discapacidad...Y no quiero seguir porque las lista es interminable, impida a las mujeres ejercer un derecho reconocido y legislado, cuya reforma no responde a ninguna demanda popular, sino a la conciencia católica de un ministro y de algunos miembros de su partido.
Pero mi querido Alberto, los políticos están en el poder para dar respuesta a los deseos de los ciudadanos de todos los colores, de la mayoría, no los propios. Y os elegimos para eso. E igual que cuando estabas de Alcalde, no consideraba oportuno que promovieras el teatro y la ópera, por mucho que me interesen, porque se encontraban dentro de tu decálogo de gustos personales, tampoco ahora considero que estés en el derecho de cargarte una Ley por tus creencias particulares. Pero aquí parece que en vez de ministros tenemos caciques y que el país es su cortijo.
Me indigna, aunque sé que nadie es perfecto.

    

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