jueves, 12 de septiembre de 2013

INDEPENDENCE DAY

Una cadena humana de 400 km. de largo y con 1.600.000 de participantes clamando por la independencia no es moco de pavo, o "turkey mucus", que diría Ana Botella. Y aunque sé que el tema es espinoso y genera posturas encontradas, creo que merece por mi parte una reflexión, aunque salga escaldada de ella. Eso sí, lo haré, a mi estilo, sin quitarme el choli y...a lo loco! Porque no hay tema, por muy serio que no sea, que no pueda ser revisado con un toque de humor. Espero que también estéis dotados de este sentido para tratar el tema nacionalista.
Antes de nada, situarme en el mapa.Nací en Madrid, de padres andaluces, y no me siento especialmente madrileña ni española. Podría haber venido al mundo en Barcelona, donde uno de mis tíos emigró años atrás, o en Teruel, si mis progenitores hubieran decidido instalarse alli. Así que mi ubicación en el mundo es un tanto fruto del azar. Quizá por no tener unas raíces que tiraran fuerte de mí, he vivido en Estados Unidos y en Inglaterra, y tengo claro, que en mi caso, seré siempre del lugar donde me sienta feliz.
Dicho esto, paso a plantear algunas cuestiones que no llego a entender. Se habla de que un 52% de los catalanes son favorables a la independencia y yo me pregunto ¿por qué en vez de especular con las cifras se permite de una vez hacer la consulta popular y  nos aclaramos todos? ¿Por qué es ilegal e inconstitucional preguntar a la gente lo que quiere? Es más, si es inconstitucional, quizá cabría plantearse la reforma de la Constitución, no sólo para este tema, sino para otros muchos, porque no podemos olvidar que la Constitución se diseñó en un momento determinado de nuestra historia, respondiendo a unas circunstancias concretas, y no puede convertirse en un corsé del que no podamos salir nunca. Creo que es una de las asignaturas pendientes que tenemos en España y que dilatamos en el tiempo para evitar conflictos, cuando no deja de crear otros muchos por no afrontarlo. Y volviendo al tema que nos ocupa, el resultado del utópico referendum, no tendría que ser vinculante, simplemente consultivo, aunque sé que si el resultado fuera favorable a la independencia, muchos moverían ficha para que se materializara.
Desde el plano puramente humano, nadie puede obligar a otro a mantenerse unido si no lo desea, y menos aún, que encima se muestre feliz por estarlo. Es como si en un matrimonio te empecinas en que tu pareja se quede contigo hasta el fin de tus días cuando está deseando salir por patas. Sólo podrías llegar a un matrimonio de conveniencia.
Avanzando en las opiniones de los independentistas, hoy el diario "El País", recogía las declaraciones de Anna Riera, una de las participantes en la cadena humana que expresaba:"Somos muy distintos, me siento más europea que española", argumento que esgrimen muchos, pero mi pregunta es: ¿De qué Europa estamos hablando? ¿De Grecia y Portugal? ¿De Polonia y Rumanía? ¿De Alemania? ¿Dinamarca?. Porque Europa no es un ente uniforme y homogéneo, donde todos vivimos y pensamos de la misma manera. Hay diversas realidades sociales, culturales y distintos niveles económicos. ¿A qué Europa se refiera Anna? No creo que  haya más similitudes entre un catalán y un ciudadano de Bucarest que entre un catalán y un zaragozano. Además, si analizamos los estudios sobre gustos , hábitos y estilos de vida, no se aprecia que los catalanes disten mucho del resto de España. Al final, todas las comunidades coinciden comprando en Zara y Carrefour, viendo "Gran Hermano" o leyendo "El Código da Vinci"...
Me da la impresión, que por supuesto puede se errónea, que la Europa a la que Anna se refiere, es la que va en cabeza, y creo que es precisamente esta la razón que desata las furias del resto de los españoles cuando se habla de la independencia catalana. La lectura que se hace no es que se sientan "distintos" sino que consideran que su "diferencia" les hace superiores; que su cultura, su lengua, su desarrollo está por encima del resto y no les apetece mezclarse con la chusma. Lo que en lugar de un sentimiento "nacionalista" vendría a ser un sentimiento "clasista".  Esto conlleva que gran parte de España se muestre menospreciada y se lance a dar consignas y respuestas violentas : boicots a los productos catalanes, insultos, proclamas...Con la consiguiente respuesta por la parte independentista....En defintiva, un bucle  que se retroalimenta por ambas partes con esta gasolina y , por si fuera poco, encuentra además la mecha de la eterna rivalidad futbolística, Real Madrid-Barça, para aumentar su onda expansiva.
Tengo además la impresión de que muchos de los independentistas hacen una equivalencia engañosa:
Resto de España= Partido Popular. Y su elección, no fue sino el resultado del granito de arena que cada comunidad, incluida la catalana, colocó en la urnas en forma de voto para darles el triunfo.
Hay que reconocer que hay muchos en el país que están deseando que los catalanes alcancen su sueño para ver cómo se estrellan: "Déjales, verán cuando no formen parte de la Unión Europea, cómo se las arreglan".
"Nada, que se independicen, y que el Barça sólo pueda jugar en la liga catalana" , esto para poner unos de los ejemplos más utilizados. Pero es cierto que empresarios catalanes han mostrado preocupación y serias dudas sobre la viabilidad de sus empresas, en caso de convertirse en una nación independiente. Algunos, incluso, han manifestado su decisión de instalarse en otras comunidades si así sucediera. Y a mí, sólo me interesaría saber si este sueño ha ido acompañado de estudios sobre repercusiones económicas para no acabar en una pesadilla.
¡Uf!La cosa no pinta fácil...¿Y sabéis? Nunca me he sentido tan contenta de ser una apátrida, de sentirme definida en ese término tan manido que es "ciudadana del mundo", de tener amigos chinos, daneses, indios,rumanos,venezolanos, tunecinos, vallisoletanos, vascos,sevillanos, gallegos, catalanes... y jamás ver lo distinto, sino lo que nos une.
Porque nadie es perfecto.

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